(Esta página es tarea escrita de mi clase de Español Trés. Lo escribí en 1995.)
Cuando yo era niño, me divertía mucho cuando mi familia celebraba la fiesta de la independencia. Cada año, teníamos una gran celebración con los vecinos en la calle. Me gustaban la música, la comida y la gente. Pero, me encantaba muchísimo los triquitraques y fuegos artificiales.
Cada año, en la tarde del 4º de julio, mi familia estaba preparando para la fiesta y la gran cena. Mi padre, mi hermano y yo barríamos la calle y limpiábamos las sillas y mesa. También, yo y mi mamá cocinábamos mazorcas de maíz tiernas, el pollo asado, y pan con mantequilla y ajo.
En la noche era la fiesta. Todos los vecinos se congregaban en la calle y bebíamos y cenábamos. Escuchábamos música y hablábamos con los vecinos. Todo el mundo se divertía mucho. Entonces, mirábamos los fuegos artificiales – los cohetes, las flores, y los buscapiés. Me gustaban los colores y el ruido.
Hace diez años, algo extraño ocurrió durante la fiesta de la independencia. Después de la cena, mirábamos los fuegos artificiales como de costumbre. Un chico encendió un cohete, pero no voló verticalmente – voló horizontalmente y chocó con el jardín de mi casa.
Inmediatamente, el jardín se encendió y hubo un gran fuego. Un vecino corrió rapidamente al jardín y se quitó el suéter. Él golpió el fuego con el suéter muchas veces y entonces el fuego se extinguió. Mis padres le dijeron mil gracias. Era un hombre muy amable y generoso.